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El Arte de Fan Ho

  • Arturo Guzmán
  • 6 oct 2020
  • 2 Min. de lectura


Hablar del trabajo de Fan Ho, es hablar más que de fotografía callejera. Más que solo retratar lo cotidiano de una ciudad como Hong Kong en los años 50 y 60.

Es hablar de lo marginado, la vida urbana, los callejones, mercados, calles, vendedores ambulantes y los niños jugando en las calles, pero también, de lo que está oculto a simple vista, de la imaginación.

Nació en Shangai en 1931, pero junto a su familia debió mudarse a Hong Kong a temprana edad, huyendo de la Guerra Civil que azotaba a su país.

A pesar de que comenzó a tomar fotos desde mediados de los 40, no sería sino hasta los años 50 que tomaría a la fotografía más en serio, luego de que fuertes migrañas le impidieran concentrarse en sus estudios de literatura, por lo que, a modo de distracción, este comenzó a dar paseos por la ciudad, despertando en sí una curiosidad por la misma, comenzando a preciar la vida en ella.

Las fotografías de Ho pueden separarse en 2 ramas, o lo que él llamaba “fotografía documental y fotografía pictórica”, siendo algunas de estas últimas influenciadas por las pinturas Shan Shui, conocidas por representar lo que los artistas sentían en los paisajes, usando tinta y papel.

Sin embargo, me llama la atención que, al igual que con dichas pinturas, lo importante de sus fotografías no es “representar” el mundo como es, sino ver las posibilidades en esta: figuras geométricas, atmósferas, patrones, pero sobre todo, la luz y a lo que esta podía dar paso, como por ejemplo, sombras. Esto gracias también a que parte de su obra es en blanco y negro, dado que para él, significaba un distanciamiento con la realidad.

Y al contrario que uno de sus ídolos, el francés Cartier-Bresson, Ho consideraba que en vez de 1, existen 2 momentos decisivos: frente a la cámara y en el cuarto de revelado.

Esto, ya que Ho disfrutaba la parte del proceso de edición, técnica que aprendió luego de trabajar en corto y largometrajes, por la cual podía descubrir una nueva perspectiva de la foto que había tomado en primera instancia.



Lo anterior a veces es visto como algo “impensable”, modificar una fotografía para ajustarla a como deseamos, pero, ¿no acaso también eso hacemos en el cine? Así que, no es de sorprender que Ho viera algo más en sus fotos, digo, incluso yo he hecho eso, al igual que seguramente muchos más.



Así que, no es creo sea malo si decidimos realizar algún cambio una vez tomamos la foto, depende lo que queramos evocar en el espectador, pero sobre todo lo que nosotros consideramos mejor para nuestra obra y de ver, al igual que Fan Ho, la belleza oculta, en lo cotidiano.

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